Por fin parece que ha terminado la época de lluvias en Granada y ya luce el sol día tras día, parecía que no iba a llegar nunca, la tierra se muestra agradecida y los campos están exultantes de verde, de flores, el cielo de la noche es profundo y limpio, los cuerpos se despojan de las capas de la escarcha y la humedad, buscan el carboncillo solar para derretir los corazones helados de invierno.
Los pies también quieren ya mudar la piel enmohecida y constreñida de meses, que corra el aire entre los dedos, que la brisa los refresque.
Sandalias para Herminia, para disfrute primaveral, para la yaya de mi retoño.
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