Desde hace bastante tiempo tenía ganas de tener en el taller una máquina de impresión en seco, pero las industriales que existen en el mercado, tanto las nuevas como las de segunda mano se me escapaban de mi presupuesto. Un día comentando con un amigo este deseo, me sugirió que buscase entre los aparatos domésticos algo que transformándolo se adaptara a esta necesidad.
El azar ha hecho el resto. Por diversas circunstancias he trasladado mi taller momentáneamente al taller-casa de un amigo, y allí estaba la respuesta, una estupenda tostadora, grill, plancha..., allí también estaban las planchas de metal para adaptarla, en fin dos mañanas de trabajo, pruebas, y así es como ha quedado, en principio un poco cutre para ajustar la primera prueba, pero con grandes posibilidades de transformarla definitivamente en una máquina de impresión en seco.
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