Neus llegó en plena ola de calor como un huracán a nuestra casa, estuvo día y medio y desapareció como si un nuevo remolino la hubiese abducido en plena Gran Vía granadina. Le pegó un repaso a las plantas del patio, hizo mermelada de albaricoque, se pateó la ciudad, jugó con mi hija durante cuatro horas seguidas, y hasta se echó un par de siestas, ella que no suele.
Mientras a mi me tuvo ocupado haciéndole estas sandalias de tiras anchas, color burdeos, piel de potro y vacuno.
Aún nos dio tiempo de ir a ver un concierto de Hariprasad Chaurasia en el Palacio de los Córdobas y cenar en el Albaycín.
Shhhhhh sssssssh.
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